El aire enrarecido
les impide volar,
son cientos de almas
arrojadas a su suerte
cansadas del miedo
rodeadas de la crueldad
que acecha en las sombras…
Hemos de llorar mil años
si guardamos nuestra voz
bajo la piedra de la culpa
La esperanza no ha de buscar refugio
debe avanzar libre por los campos
campos de frutos maduros
en una tierra generosa
donde puedan
florecer
espirales verdes y azules
la semilla de los sueños
y el precepto de la paz.
Ana María Göede
Chile
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