La
mañana era abrumadora, pero los tres
hermanos estaban dispuestos a buscar sus
tesoros bajo los escombros. Sus juguetes,
cada uno buscaba con la alegría propia de los
niños frente
a la adversidad, quien encontraba primero algún juguete atrapado debajo
de esos escombros. La paz del lugar había
desaparecido con el fuerte terremoto que
los
sacudió días anteriores, pero ellos no perdían
sus esperanzas, entonces escarbando y
moviendo
por aquí y por allá Dieguito
encontró una letra la letra A de su
rompecabezas
de madera que había recibido de regalo por
sus buenas calificaciones. Encontré la A
decía
con alegría, la A de amor respondió su
hermanito,, muy pronto apareció la letra
Z ahora
tengo la
Z, son muchas letras pero ya tenemos dos, todavía no podemos formar
ninguna
palabra. Al cabo de un rato cuando ya estaban
exhaustos por la fuerza y la sed que ya
tenían,
el otro hermano que era un poco mayor que ellos, gritó miren yo encontré la P,
ahora tenemos tres letras si las ordenamos
podemos formar la palabra PAZ. Esta
palabra
estaba enterrada bajo estos escombros y la
hemos liberado, ahora nosotros seremos
los
jefes de la PAZ y debemos repartirlas por
todo el mundo.
Cuando vemos niños felices, todos los caminos del mundo se pueden llenar
de Paz y
alegría.
Paz por un mundo mejor.
Nancy Parraguez
San Miguel – Santiago.
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